Chimeneas y estufas de leña

Pocas cosas pueden presumir de hacer tanto por crear un ambiente acogedor e incluso romántico en una casa rústica como una chimenea de leña, o su hermana menor la estufa de hierro fundido.



Existen varios modelos, desde los clásicos hogares abiertos, que son sin duda los más bonitos pero que desperdician una enorme cantidad de energía, a las chimeneas metálicas, los inserts empotrables o los de tipo cassette con turbinas eléctricas que difunden el aire por la habitación. En estos casos, existe además la posibilidad de repartir el aire caliente por todas las estancias de la casa a través de un sistema de conducciones.

Los hogares abiertos son las chimeneas de obra de toda la vida, y los hay en todos los estilos arquitectónicos, desde los más rústicos o incluso podríamos decir "étnicos", a los más clásicos, barrocos o los contemporáneos de líneas depuradas.



El gran problema (al menos en comparación con los demás sistemas) es la escasa eficiencia energética. Con el aire, y por lo tanto el oxígeno entrando libremente y de forma constante a la chimenea, la llama arde sin restricciones y quema muy rápido la madera. Sin embargo, una buena parte del calor es arrastrado hacia fuera de la casa por la corriente de aire caliente que sube permanentemente por la chimenea.

Una mejor opción es aprovechar las técnicas y materiales modernos para hacer una chimenea cerrada, con una pared frontal de cristal termorresistente. Eso lo podemos hacer, bien con una chimenea totalmente metálica, una estufa o un módulo insertable o cassette empotrado en el hueco del hogar de la chimenea. De todo esto hablaré en un próximo artículo.